A veces me gustaría ser como un perro mimadillo, durmiendo todo el día, vagando por la casa, esperando que me conviden alguna suculencia. Y que todo mundo entienda exactamente lo que quiero, que me rasquen la panza y las orejas, con tan sólo tirarme panza arriba, levantar la pata y mover el rabo.
No me parece muy sufrido, ¿no?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario