Prácticamente el único Papa que he conocido en mi vida. En su primera visita era yo bastante niña, pero recuerdo la tristeza profunda que sentí el día de su partida. Al día de hoy es algo que no me he podido explicar.
En sus siguientes visitas tuve la suerte de poder verlo de lejos. En la segunda, en 1990, pasó justo frente a mi casa, en el "papamóvil". Ya era tarde, pero se le veía con claridad. La siguiente vez fue en 1999, cuando lo vi de mucho más lejos, en Av. Chapultepec desde la oficina donde trabajaba.
Un hombre de nuestro tiempo, carismático, que salió a conocer al pueblo, un Papa que se distinguió de sus predecesores y le dio un rostro a la iglesia católica. Descanse en paz.
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